Ir al contenido principal

Olleros de Tera - Río Negro del Puente







Cuando me levanté en el albergue La Trucha, ya el ciclista con el que compartimos albergue se había ido, así que pudimos rehacer las mochilas con toda tranquilidad, y sin molestar a nadie. 
Dimos una vuelta por el pueblo en busca de un bar abierto, y claro está, no había ninguno. Por suerte, cuando regresamos al albergue, ya estaba abriendo. Desayunamos café con leche y magdalenas y echamos a caminar.


Después de unos 5 o 6 km llegamos a un largo puente que atraviesa una presa de aguas del río Tera. Tras cruzarlo, cogimos un camino que fue bordeando todo un lado del embalse. Aprovechamos el bonito sitio para descansar y comer unas barrigas de cereales.


Seguimos hasta Villar del Fanfón, otro pueblo casi abandonado, sin ningún servicio tampoco. Desde allí seguimos por un camino de tierra hasta Rionegro, que debe su nombre al color de sus aguas.


Nos instalamos en el albergue, que está bien pero que podría estar mejor con un poco más de limpieza, lavamos ropa y nos fuimos a almorzar al bar Palacio: comida para dos consistente en pinchos de calamares y boquerones en vinagre; menú con ensalada, tortilla, lomo con papas fritas, cervezas, melón y café. 25 €.


Caí en la cama rendida después de almorzar. Por la tarde fuimos al río a pasar el tiempo y a dar un paseo. Había gente tomando el sol y alguno se atrevía a bañarse: nosotros esta vez, no.


Por la noche, vimos el Argentina-Holanda en el bar Palacio, y conocimos allí a otros peregrinos. Hablamos todo el rato de fútbol..., como no podía ser de otra manera.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Zafra-Vilafranca del los Barros (20 kms.)

No recuerdo si les había comentado que habíamos quedado para salir del hotel a las 5.30 con nuestros amigos, así que a esa hora ya estábamos en el comedor del hotel, donde su dueño nos preparó un café con leche tempranero que no saben cómo se agradece. Olvidé decir que ayer cogimos un hotel porque la junta del Extremadura, de la que dependen los albergues públicos, lo cierra los lunes y martes. El hotel se llama Las Palmeras y está en el centro de Zafra, en una esquina del la Plaza Mayor. Recomendable si alguna vez pasan por allí. Salimos a la hora prevista y abandonamos el pueblo de Zafra ascendiendo por una cuesta de  cemento que puso a nuestros pies el pueblo de Los Santos de Maimona justo cuando empezaba a amanecer. Lo atravesamos en silencio a aquellas horas y sin habernos dado cuenta ya teníamos andados casi 7 kms. Ha sido la de hoy una etapa paseo para mis compañeros, porque físicamente nos encontramos fuertes y bien, pero en ese momento se reprodujo el dolor de ayer en el mu

Vilafranca de los Barros-Torremejía

Hoy nos hemos saltado la etapa. Pensamos que iba a ser lo mejor dado que Inma estaba sin fuerzas por los problemas de estómago que tuvo ayer, y a mi me sigue doliendo el muslo, pese a que lo tengo menos inflamado. Creo que fue una decisión acertada aunque difícil del tomar. Tanto que estuve a punto del salir a las 4.30 con los gallegos. Me levanté a las 4 y me vendé el muslo por encima de la rodilla, pero seguía con molestias. Me esperaban 27 kms. sin pueblo alguno por medio y temí poner en peligro no sólo mi etapa, sino también la de mis amigos, por eso tomé la decisión dura de saltarme la etapa. Hoy llegará Peter a Sevilla y mañana nos encontraremos en Mérida. Espero que hayan pasado para entonces mis problemas musculares. Sé que Inma sí se recuperará, porque es un mal del estómago pasajero. Lo mío quizá sea más complicado. Sigo tomando voltarén y con el muslo vendado. Quiero seguir a toda costa, así que espero que la suerte y la salud nos acompañe.

Caminha-Oia (23,5 km)

Salimos del horrible albergue de Caminha a las 7.30, y caminamos cerca del río hasta el embarcadero donde se cogen los barcos taxi que se llenan con 6 personas y te trasladan, por 6 euros, hasta Galicia. Allí empieza la primera etapa en España del Camino Portugués.  Sr trataba de una especie denplaneadora que iba a toda leche sobre el agua. Apenas duró 5 minutos el viaje y fue muy divertido porque no hubo tiempo para marear siquiera. El patrón nos recomendó seguir por una variante no señalada algo más larga, pero que iba pegada al mar. Resultó espectacular, porque ya yo echaba de menos el mar. Y así, bordeando la ría por un paisaje hipnótico, entramos en A Guarda, donde es la tercera vez que estoy: la primera hace muchos años, con Sergio. Tengo preciosos recuerdos de esa vez... La segunda vez, con Carlos, en un viaje que hicimos juntos a Vigo. Lo llev