Ir al contenido principal

Madrid-Zamora- 7/07/2014


Empezamos el día con un desayuno más que mejorable en el hotel Los Coronales, en Barajas. El hotel está muy bien, y cuenta con el servicio gratuito de traslado al aeropuerto. Nos llevaron a la T1 hacia las 8 de la mañana, a la espera del bus que nos dejó en Zamora después de 3 horas y media de soporífero viaje. De todas formas, he de reconocer que no me parece tiempo perdido aquel que me deja mirar a través de las ventanillas del bus: castillos derruídos, personas avanzando solas en medio de la nada, pistas que se pierden en lo lejano..., incertidumbre interesante...
Llegamos a Zamora ilusionados con todo lo que nos queda por delante y nos promete este viaje. Fuimos a los pinchitos picantes de El Lobo y nos ofrecieron papas arrugadas con mojo: lo impredecible del camino no se hace jamás de rogar.
Le presenté a Sergio el albergue, que esté año olía peor, pero que arrastra la afabilidad de lo que vivimos en él el año pasado. Otros albergueros  y otros peregrinos; la misma magia o mejor... Este año no estaba nuestro amigo sevillano tocando la guitarra. Este año le tocó a Diana amenizar la noche agradable en la terraza. Por la tarde recorrimos la ribera del Duero a su paso por esta preciosa ciudad, y vagueamos por su increíble casco antiguo, lleno de arquitectura románica. . 

Antes habíamos cenado una rico menú de 10 € en la plaza mayor. El vino que incluye es una botella entera de tinto de Castilla_León. Nos sentó genial.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Zafra-Vilafranca del los Barros (20 kms.)

No recuerdo si les había comentado que habíamos quedado para salir del hotel a las 5.30 con nuestros amigos, así que a esa hora ya estábamos en el comedor del hotel, donde su dueño nos preparó un café con leche tempranero que no saben cómo se agradece. Olvidé decir que ayer cogimos un hotel porque la junta del Extremadura, de la que dependen los albergues públicos, lo cierra los lunes y martes. El hotel se llama Las Palmeras y está en el centro de Zafra, en una esquina del la Plaza Mayor. Recomendable si alguna vez pasan por allí. Salimos a la hora prevista y abandonamos el pueblo de Zafra ascendiendo por una cuesta de  cemento que puso a nuestros pies el pueblo de Los Santos de Maimona justo cuando empezaba a amanecer. Lo atravesamos en silencio a aquellas horas y sin habernos dado cuenta ya teníamos andados casi 7 kms. Ha sido la de hoy una etapa paseo para mis compañeros, porque físicamente nos encontramos fuertes y bien, pero en ese momento se reprodujo el dolor de ayer en el mu

Vilafranca de los Barros-Torremejía

Hoy nos hemos saltado la etapa. Pensamos que iba a ser lo mejor dado que Inma estaba sin fuerzas por los problemas de estómago que tuvo ayer, y a mi me sigue doliendo el muslo, pese a que lo tengo menos inflamado. Creo que fue una decisión acertada aunque difícil del tomar. Tanto que estuve a punto del salir a las 4.30 con los gallegos. Me levanté a las 4 y me vendé el muslo por encima de la rodilla, pero seguía con molestias. Me esperaban 27 kms. sin pueblo alguno por medio y temí poner en peligro no sólo mi etapa, sino también la de mis amigos, por eso tomé la decisión dura de saltarme la etapa. Hoy llegará Peter a Sevilla y mañana nos encontraremos en Mérida. Espero que hayan pasado para entonces mis problemas musculares. Sé que Inma sí se recuperará, porque es un mal del estómago pasajero. Lo mío quizá sea más complicado. Sigo tomando voltarén y con el muslo vendado. Quiero seguir a toda costa, así que espero que la suerte y la salud nos acompañe.

Caminha-Oia (23,5 km)

Salimos del horrible albergue de Caminha a las 7.30, y caminamos cerca del río hasta el embarcadero donde se cogen los barcos taxi que se llenan con 6 personas y te trasladan, por 6 euros, hasta Galicia. Allí empieza la primera etapa en España del Camino Portugués.  Sr trataba de una especie denplaneadora que iba a toda leche sobre el agua. Apenas duró 5 minutos el viaje y fue muy divertido porque no hubo tiempo para marear siquiera. El patrón nos recomendó seguir por una variante no señalada algo más larga, pero que iba pegada al mar. Resultó espectacular, porque ya yo echaba de menos el mar. Y así, bordeando la ría por un paisaje hipnótico, entramos en A Guarda, donde es la tercera vez que estoy: la primera hace muchos años, con Sergio. Tengo preciosos recuerdos de esa vez... La segunda vez, con Carlos, en un viaje que hicimos juntos a Vigo. Lo llev