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La Puebla de Sanabria-Requejo - 12 km




El albergue Casa Luz no está mal en cuanto a ambiente y servicios, y la simpática pareja mayor de albergueros es más que entrañable, pero las habitaciones son pequeñas y no hay donde soltar tus cosas, por lo que una habitación llena se hace incómoda. Además, el albergue es ruidoso porque las puertas chirrían o chocan con la litera al abrirlas; más ruído habrá si te tocan peregrinos poco cuidadosos con el descanso de los demás, como fue nuestro caso. Pero una vez más, a las 7.30, ya estábamos saliendo por la puerta trasera del albergue rumbo a Requejo.
Desayunamos en el bar La Trucha: cafés con leche y tostadas con mermelada y mantequilla. 3 € por cabeza.

Cruzamos el puente sobre el ir Terra y seguimos a la derecha por carretera, recorriendo unos 2 kms más o menos, antes de bajar por un sendero hasta la ribera del río Castro, que habría de acompañarnos, de forma intermitente pero siempre presente, toda la jornada.


En algún momento de esta apacible jornada, el trayecto se alejó del río, por lo que también sufrimos “el polvo del camino".



Pasamos por Terroso, cuya singular iglesia despertó nuestra curiosidad. Para mi es interesante encontrar iglesias en mitad de la nada, lo que me hace pensar en épocas remotas de viajeros que atravesaban estos parajes, perdidos y en soledad, sin el apoyo que hoy recibe el peregrino que paga en euros estos servicios..., encomendado a la suerte y a la buena voluntad como único salvoconducto...


En un caserío cercano, un señor que nos abordó desde un huerto, se presentó como el encargado de sellar la credencial a quien quisiera. Charlamos con él y nos brindó guindas que refrescaron el camino. Quedaba poco para Requejo.


Nos decidimos por el albergue municipal en lugar del privado. No tiene cocina, no tiene wifi, ni lavadora ni tv, pero está limpísimo y vacío: sólo Marcó, Sergio y yo. Más que suficiente después del masificado albergue de Puebla.


Gente del pueblo nos recomendó el restaurante Su Casa para almorzar, a 500 m del centro del pueblo. El lugar necesita una reforma urgente, pues es verdaderamente decadente, pero la comida resultó excelente, tal y como nos habían asegurado. El precio, de los que ya no se encuentran: los dos, 14 €.


Ya en el albergue, ducha, colada y siesta.
Esa tarde la pasamos en el río, descansando, bañandonos en el agua fría del río y charlando con Marco.

Bonito día que nos sirvió para descansar, recuperarnos y disfrutar del río!!!

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