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Embalse de Alcántara-Grimaldo (22kms)

Mucho mejor la etapa de hoy porque pudimos evitar mejor el calor y, sobre todo, porque la experiencia es un grado. Nos levantamos a las 4.20 de la madrugada sin despertador, porque el calor y créanme, las ganas, te ponen las pilas. El desayuno estaba preparado: café, leche, zumo y madalenas. Intenté aprovecharlo bien, porque necesitaré esa gasolina a lo largo de la etapa.
Comenzamos a las 5 con una subida continua, no muy dura, durante unos 2 kms. Al final de la pendiente llegamos a una planicie con vegetación escasa, solitaria como una páramo. Aún no había amanecido.
Tras unos kilómetros entramos por un puentecito medieval al pueblo de Cañavera, donde nos refrescamos en una fuente, desayunamos churros y café con leche y compramos algo en un supermercado (en Grimaldo no hay tiendas, y necesitaré desayuno para mañana). Llevamos cosas para cenar esta noche. Giuliano hará espaguetis con atún, tomate y aceitunas.

Seguimos adelante abandonando el pueblo por la carretera nacional 630, y empalmamos pronto con el camino, que se adentraba en un bosque de pinos y nos llevaba a una corta pero empinadísima cuesta. Aquí me acordé de las caminatas por mi montaña, porque no me resultó complicada la amenazante subida. Al final de la cuesta nos adentramos en un bosque de alcornoques: es alucinante cómo varían los paisajes del camino! Algo más adelante atravesamos un regato, como dice Serafín, hasta dar con el desvío al albergue de Grimaldo. El albergue es la antigua casa de la maestra; un local estrecho, con pocas comodidades, aunque tiene lavadora, agua caliente en la ducha, microondas, nevera y es gratuito. ¡Pobre maestra! Al lado del albergue está el bar Grimaldo, que lleva una familia de la que te acuerdas después del camino. Almorzamos allí y nos atendió Carlos, una amor! Para cenar le prestaron la cocina a Giuliano, que nos cocinó la pasta bajo la atenta mirada del dueño, que quería aprender ese plato al genuino modo italiano. Mario, otro descubrimiento del camino, aportó a la cena una ensalada. Mario tiene tendinitis y está recuperándose durante dos o tres días en el albergue. Es músico y hace el camino con 60 euros. ¡Qué fuerte! Nos conquistó desde el minuto uno. Giuliano lo invitó a cenar. Es un crack. Mañana en pie a las 4.15.
Unknown ha dicho que…
alucina

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Zafra-Vilafranca del los Barros (20 kms.)

No recuerdo si les había comentado que habíamos quedado para salir del hotel a las 5.30 con nuestros amigos, así que a esa hora ya estábamos en el comedor del hotel, donde su dueño nos preparó un café con leche tempranero que no saben cómo se agradece. Olvidé decir que ayer cogimos un hotel porque la junta del Extremadura, de la que dependen los albergues públicos, lo cierra los lunes y martes. El hotel se llama Las Palmeras y está en el centro de Zafra, en una esquina del la Plaza Mayor. Recomendable si alguna vez pasan por allí. Salimos a la hora prevista y abandonamos el pueblo de Zafra ascendiendo por una cuesta de  cemento que puso a nuestros pies el pueblo de Los Santos de Maimona justo cuando empezaba a amanecer. Lo atravesamos en silencio a aquellas horas y sin habernos dado cuenta ya teníamos andados casi 7 kms. Ha sido la de hoy una etapa paseo para mis compañeros, porque físicamente nos encontramos fuertes y bien, pero en ese momento se reprodujo el dolor de ayer en el mu

Vilafranca de los Barros-Torremejía

Hoy nos hemos saltado la etapa. Pensamos que iba a ser lo mejor dado que Inma estaba sin fuerzas por los problemas de estómago que tuvo ayer, y a mi me sigue doliendo el muslo, pese a que lo tengo menos inflamado. Creo que fue una decisión acertada aunque difícil del tomar. Tanto que estuve a punto del salir a las 4.30 con los gallegos. Me levanté a las 4 y me vendé el muslo por encima de la rodilla, pero seguía con molestias. Me esperaban 27 kms. sin pueblo alguno por medio y temí poner en peligro no sólo mi etapa, sino también la de mis amigos, por eso tomé la decisión dura de saltarme la etapa. Hoy llegará Peter a Sevilla y mañana nos encontraremos en Mérida. Espero que hayan pasado para entonces mis problemas musculares. Sé que Inma sí se recuperará, porque es un mal del estómago pasajero. Lo mío quizá sea más complicado. Sigo tomando voltarén y con el muslo vendado. Quiero seguir a toda costa, así que espero que la suerte y la salud nos acompañe.

Caminha-Oia (23,5 km)

Salimos del horrible albergue de Caminha a las 7.30, y caminamos cerca del río hasta el embarcadero donde se cogen los barcos taxi que se llenan con 6 personas y te trasladan, por 6 euros, hasta Galicia. Allí empieza la primera etapa en España del Camino Portugués.  Sr trataba de una especie denplaneadora que iba a toda leche sobre el agua. Apenas duró 5 minutos el viaje y fue muy divertido porque no hubo tiempo para marear siquiera. El patrón nos recomendó seguir por una variante no señalada algo más larga, pero que iba pegada al mar. Resultó espectacular, porque ya yo echaba de menos el mar. Y así, bordeando la ría por un paisaje hipnótico, entramos en A Guarda, donde es la tercera vez que estoy: la primera hace muchos años, con Sergio. Tengo preciosos recuerdos de esa vez... La segunda vez, con Carlos, en un viaje que hicimos juntos a Vigo. Lo llev