Ayer no acabé de explicar por qué no me gustó el lugar donde pasamos el día. Se trataba del un hostal del carretera en medio de una carretera, como no podía sería menos. Me sentía atrapada allí y no me gustó la sensación.
Nos fuimos muy temprano, como siempre. Carretera adelante unos 2 kms hasta meternos por un camino de tierra señalizado esta vez con flechas azules. El dueño del Asturiano lo hace para ahorrar camino al peregrino, ya que unos kilómetros más adelante encontramos ya los cubos de granito y las flechas amarillas propias del verdadero camino.
El paisaje cambia hoy completamente, porque nos acercamos a la sierra de Béjar: verde, agua y montaña.
No recuerdo si les había comentado que habíamos quedado para salir del hotel a las 5.30 con nuestros amigos, así que a esa hora ya estábamos en el comedor del hotel, donde su dueño nos preparó un café con leche tempranero que no saben cómo se agradece. Olvidé decir que ayer cogimos un hotel porque la junta del Extremadura, de la que dependen los albergues públicos, lo cierra los lunes y martes. El hotel se llama Las Palmeras y está en el centro de Zafra, en una esquina del la Plaza Mayor. Recomendable si alguna vez pasan por allí. Salimos a la hora prevista y abandonamos el pueblo de Zafra ascendiendo por una cuesta de cemento que puso a nuestros pies el pueblo de Los Santos de Maimona justo cuando empezaba a amanecer. Lo atravesamos en silencio a aquellas horas y sin habernos dado cuenta ya teníamos andados casi 7 kms. Ha sido la de hoy una etapa paseo para mis compañeros, porque físicamente nos encontramos fuertes y bien, pero en ese momento se reprodujo el dolor de ayer en el mu
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