Salimos del bar El Peregrino a las 14.30 de la tarde con un calor de justicia. Todavía me quedaba la duda de seguir camino con Sera y Giuliano, o coger el taxi. Opté por lo segundo cuando caté el calor del asfalto. Me sentía mal y había estado con malestar de estómago toda la mañana, así que me decidí por vivir y no morir en el intento.
Llegamos al albergue de Fuenrroble poco después. El albergue es de una comunidad religiosa muy comprometida. Nos recibieron como a viejos amigos y nos ayudaron a instalarnos, siempre con una sonrisa.
No recuerdo si les había comentado que habíamos quedado para salir del hotel a las 5.30 con nuestros amigos, así que a esa hora ya estábamos en el comedor del hotel, donde su dueño nos preparó un café con leche tempranero que no saben cómo se agradece. Olvidé decir que ayer cogimos un hotel porque la junta del Extremadura, de la que dependen los albergues públicos, lo cierra los lunes y martes. El hotel se llama Las Palmeras y está en el centro de Zafra, en una esquina del la Plaza Mayor. Recomendable si alguna vez pasan por allí. Salimos a la hora prevista y abandonamos el pueblo de Zafra ascendiendo por una cuesta de cemento que puso a nuestros pies el pueblo de Los Santos de Maimona justo cuando empezaba a amanecer. Lo atravesamos en silencio a aquellas horas y sin habernos dado cuenta ya teníamos andados casi 7 kms. Ha sido la de hoy una etapa paseo para mis compañeros, porque físicamente nos encontramos fuertes y bien, pero en ese momento se reprodujo el dolor de ayer en el mu
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Sus, y a por él!
Pilar Fraguío