La mañana fue espectacular. Les cuento. El albergue de Santa Ana está sobre el pueblo de Pasaia, así que la terraza hace de privilegiado mirador. Esta mañana entraba un trasatlántico por la estrechísima bocana de la minúsculas bahía. El momento tenía que estar muy bien escogido, pues la entrada debía ser durante la pleamar. Varios fotógrafos esperaban para inmortalizar el momento.
Cruzamos en una barca-taxi por 0.70 y buscamos donde desayunar. Era 7 de Julio y en la península mucha gente va al bar a ver la corrida de San Fermín.
Y luego de tres heridos por golpes y asta de toro, comenzó el camino de hoy.... duro, espectacular, único!!!
Al final de estas largas escaleras hay un cruce de camino en mitad del bosque: uno sigue el Camino y está marcado con una flecha amarilla. El otro sigue el GR y está marcado con dos líneas paralelas blanca y roja. Un paseante nos recomendó el GR. Argumentó que iba pegado al acantilado, mientras que el Camino va dentro del bosque. Era una ruta más larga: no me arrepentiré jamás. Magníficas vistas.
Y así llegamos a San Sebastián. De las ciudades nos gustan los mercados. No nos gusta lo grandes que son y tampoco los albergues. Suelen estar más que llenos y pocos servicios "pa' tanta gente".
El albergue estaba a la altura del inicio de la tercera playa de Donosti. Tuvimos que esperar a las 4 de la tarde para entrar. Preguntamos en alguna pensión, pero estaban llenas y además acabas perdiendo el contacto con los peregrinos con los que empataste a estas alturas, así que no nos molestamos mucho más.
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