Nos despertamos en el garaje de Irún y, como no había ducha, nos a seamos cómo pudimos. Salimos a desayunar: churros y café con leche.
El Camino más corto partía desde allí mismo, pero no podíamos irnos sin visitar Hondarribia, así que cogimos la guagua hasta allí: tan sólo 3 Kms. El rodeo mereció MUCHO la pena. Visitamos la fortaleza y el barrio marinero. Precioso sitio que hace frontera con Hendaya (Francia).
El Camino más corto partía desde allí mismo, pero no podíamos irnos sin visitar Hondarribia, así que cogimos la guagua hasta allí: tan sólo 3 Kms. El rodeo mereció MUCHO la pena. Visitamos la fortaleza y el barrio marinero. Precioso sitio que hace frontera con Hendaya (Francia).
Desde allí comenzamos, ahora sí, el Camino del Norte, que ese día nos llevaría a Pasaia o Pasajes de San Juan. Este primer día no sería fácil, pero sí de esos que se quedan en el recuerdo. Aquí quise poner el primer desnivel, en forma de escaleras, que tuvimos que salvar en este duro camino.
Al final del día de hoy está Pasaia, lugar al que hay que ir si se pasan por Donosti. La bajada desde el monte es empinada, así que las piernas duelen. Cerca del final está el acogedor albergue de Santa Ana, pero no abría hasta las 4, así que dejamos las mochilas al cuidado de una familia canadiense y nos fuimos a comer y a conocer este encantador pueblo. A la noche volveríamos a bajar, esta vez para tomarnos unas cervezas con unas amigas del camino (ya las presentaré) y con El Bombi, uno de esos personajes con los que Sergio hace fácil amistad: todo un crac que no dejaba pagar a nadie.
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