Abandonar Markina fue fácil: creo que por primera vez la salida no arranca en una dura pechada. Íbamos bordeando un pequeño río que nos llevó cómodamente hasta el pueblo de Bolívar, lugar donde nacieron los antepasados del libertador de América.
Tuve una grata sorpresa: la noche anterior llegó esta chica al albergue de Markina, y hoy nos adelantó antes de Bolívar. Su cara me sonaba de alguien con quien coincidí hace dos años en el albergue de Zamora. Entré al blog y busqué esa entrada: efectivamente era ella. Le enseñé su foto y ella también se alegró. Los caminos comienzan a cruzarse...
Y las cuestas, como no, hicieron acto de presencia. A veces resbaladizas así que las bajamos con cautela: este año no me voy a lesionar!!!
Cansados, apareció el bar en el momento oportuno. El pueblo de llamaba al caso Munditibar. No éramos los únicos peregrinos necesitados a esas horas.
Con las fuerzas renovadas, seguimos hasta el cruce entre el camino a Guernika o al albergue de Mendata. Habíamos quedado allí con Marco, Jaffer, Anna y Emilia. Ese albergue está retirado del camino, pero no queríamos perder al resto. Subimos la empinada cuesta que lleva hasta el albergue y que suma más de dos kilómetros a las piernas, no uno como afirma el cartel que lo anuncia.
El albergue no estaba limpio. Es una pena, porque tiene muchas posibilidades.Era Domingo y no había nadie a su cuidado. Tenías que registrar y pagar (creo que 8 €) en el bar junto al albergue.
En ese bar tuvimos que almorzar y cenar. Almorzamos menú (escaso pero bueno) y cenamos una enorme hamburguesa de las de aquí, con pan de verdad. Luego sobremesa con botellita de sidra y vino con casera.
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Un abrazo e buen camino.
GIUBA