A las 3 de la tarde despegó el vuelo que nos llevó hasta Madrid.
Carlos nos alcanzó al aeropuerto, contento de que nos fuéramos, ya que otro año más se queda cuidando de los perros y la casa, lo que parece gustarle. Gracias Carlos: sin ti estos viajes junto a Sergio no serían posibles.
Carlos nos alcanzó al aeropuerto, contento de que nos fuéramos, ya que otro año más se queda cuidando de los perros y la casa, lo que parece gustarle. Gracias Carlos: sin ti estos viajes junto a Sergio no serían posibles.
Todo el resto del día dentro de un avión!!! Retrasos y esperas en pista incluidos,
llegamos a Irún a las 9.30 de la noche y cogimos un taxi para el albergue, que cerraba a las 10.
No sé si tuvimos suerte, pero acabamos durmiendo en un garaje medio habilitado a tal fin. La alberguera lo llamo "la ciudad sin ley", porque podíamos entrar o salir a cualquier hora. Salimos a cenar los primeros pinchos: calamares congelados y cerveza caliente...
Luego, muy cansados, a dormir...
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