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Mendata-Guernika (12 km)

Nos levantamos con la sorpresa de que el bar estaba cerrado a las 7.30 de la mañana, así que no pudimos desayunar hasta tres horas más tarde, cuando llegamos a Guernika. Ese día tuve la impresión de que las señales del camino no eran las originales, y las que había nos iban a sacar del verdadero trazado, llevándonos por asfalto en un recorrido sin mucho sentido. Esa impresión nos la confirmarían días más tarde una pareja de Málaga que nos vamos encontrando con frecuencia. Ellos no hicieron caso al desvío provisional y acertaron, pues sólo era un árbol caído que se podía rebasar sin mucha dificultad y que te ahorraba algunos kilómetros y mucho asfalto, además de mejorar mucho el paisaje.
Ese era el último día de Anna y Emilia. Nos despedimos visitando la bonita Guernika. Luego ellas cogieron la guagua para Bilbao. Al otro día se irían a sus casas. Adios, amigas, fue bonito compartir estos días con ustedes.

Sergio y yo nos quedamos en el hotel Akelarre, en el centro mismo de Guernika, que es una ciudad preciosa, con todo a mano, pequeña, sin llegar a serlo tanto que puedas aburrirte. El hotel ofrecía, aparte de la habitación, una terraza y un salón que daba a la misma con cocina, así que podías usarla para hacerte algo de comer si así lo querías. También tenía internet gratis. Además no había nadie por allí, así que fue como alquilar un apartamento. 
Nos planteamos el día de descanso, por eso cogimos a la tarde un tren y fuimos hasta Mundaka, famoso para los surfistas. Sólo 15 o 20 minutos en tren... Día memorable.

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Zafra-Vilafranca del los Barros (20 kms.)

No recuerdo si les había comentado que habíamos quedado para salir del hotel a las 5.30 con nuestros amigos, así que a esa hora ya estábamos en el comedor del hotel, donde su dueño nos preparó un café con leche tempranero que no saben cómo se agradece. Olvidé decir que ayer cogimos un hotel porque la junta del Extremadura, de la que dependen los albergues públicos, lo cierra los lunes y martes. El hotel se llama Las Palmeras y está en el centro de Zafra, en una esquina del la Plaza Mayor. Recomendable si alguna vez pasan por allí. Salimos a la hora prevista y abandonamos el pueblo de Zafra ascendiendo por una cuesta de  cemento que puso a nuestros pies el pueblo de Los Santos de Maimona justo cuando empezaba a amanecer. Lo atravesamos en silencio a aquellas horas y sin habernos dado cuenta ya teníamos andados casi 7 kms. Ha sido la de hoy una etapa paseo para mis compañeros, porque físicamente nos encontramos fuertes y bien, pero en ese momento se reprodujo el dolor de ayer en el mu

Vilafranca de los Barros-Torremejía

Hoy nos hemos saltado la etapa. Pensamos que iba a ser lo mejor dado que Inma estaba sin fuerzas por los problemas de estómago que tuvo ayer, y a mi me sigue doliendo el muslo, pese a que lo tengo menos inflamado. Creo que fue una decisión acertada aunque difícil del tomar. Tanto que estuve a punto del salir a las 4.30 con los gallegos. Me levanté a las 4 y me vendé el muslo por encima de la rodilla, pero seguía con molestias. Me esperaban 27 kms. sin pueblo alguno por medio y temí poner en peligro no sólo mi etapa, sino también la de mis amigos, por eso tomé la decisión dura de saltarme la etapa. Hoy llegará Peter a Sevilla y mañana nos encontraremos en Mérida. Espero que hayan pasado para entonces mis problemas musculares. Sé que Inma sí se recuperará, porque es un mal del estómago pasajero. Lo mío quizá sea más complicado. Sigo tomando voltarén y con el muslo vendado. Quiero seguir a toda costa, así que espero que la suerte y la salud nos acompañe.

Caminha-Oia (23,5 km)

Salimos del horrible albergue de Caminha a las 7.30, y caminamos cerca del río hasta el embarcadero donde se cogen los barcos taxi que se llenan con 6 personas y te trasladan, por 6 euros, hasta Galicia. Allí empieza la primera etapa en España del Camino Portugués.  Sr trataba de una especie denplaneadora que iba a toda leche sobre el agua. Apenas duró 5 minutos el viaje y fue muy divertido porque no hubo tiempo para marear siquiera. El patrón nos recomendó seguir por una variante no señalada algo más larga, pero que iba pegada al mar. Resultó espectacular, porque ya yo echaba de menos el mar. Y así, bordeando la ría por un paisaje hipnótico, entramos en A Guarda, donde es la tercera vez que estoy: la primera hace muchos años, con Sergio. Tengo preciosos recuerdos de esa vez... La segunda vez, con Carlos, en un viaje que hicimos juntos a Vigo. Lo llev