El día de hoy ya "huele" a Camino: cambió el paisaje a dehesas, algo mucho más agradable que el secarral de ayer. Salimos del albergue de Guillena a las 6 de la mañana. Los primeros 3 kms. fueron por un estrecho arcén: un peligro siempre, pero más a esa hora en la que no había amanecido aún. Me alumbraba con una pequeña linterna que usaba más bien para que me vieran, pues no alumbraba mucho dado su tamaño.
Pasado el inconveniente nos adentramos en una inmensa extensión de olivos y naranjos: nunca vi tantos conejos juntos. ¡Si los cazadores de La Palma se pillaran..., Peter! Luego seguía una dehesa de la que disfrutamos mucho, pero el final fue durillo.
El pueblo de Castilblanco es muy, muy, muy bonito. Ya les pongo unas fotitos. El albergue es más auténtico; con peores servicios que el de ayer, lo prefiero. Tiene más ambiente peregrino y espacios más abiertos, como una terraza desde la que se divisa todo el pueblo y a la que da mi litera.
Por otro lado, mi pie ya no me duele. Así que, Alfonso, ya no me quejo (por ahora). No lo hubiera creído ayer por la mañana, porque dolía muchísimo y cojeaba. Le hice caso a Sergio y me até bien los cordones, dejando el zapato adaptado bien al pie. Estoy muy contenta. Voy a descansar más veces durante la ruta y a estirar bien: ¡una para ver y ninguna más para aprender!
Después de lavar y tender bajamos a comer. Gazpacho andaluz, chocos fritos, helado y cerveza. ¿Qué más se puede pedir? Una calurosa siesta y a dedicarle un ratito al blog.
No recuerdo si les había comentado que habíamos quedado para salir del hotel a las 5.30 con nuestros amigos, así que a esa hora ya estábamos en el comedor del hotel, donde su dueño nos preparó un café con leche tempranero que no saben cómo se agradece. Olvidé decir que ayer cogimos un hotel porque la junta del Extremadura, de la que dependen los albergues públicos, lo cierra los lunes y martes. El hotel se llama Las Palmeras y está en el centro de Zafra, en una esquina del la Plaza Mayor. Recomendable si alguna vez pasan por allí. Salimos a la hora prevista y abandonamos el pueblo de Zafra ascendiendo por una cuesta de cemento que puso a nuestros pies el pueblo de Los Santos de Maimona justo cuando empezaba a amanecer. Lo atravesamos en silencio a aquellas horas y sin habernos dado cuenta ya teníamos andados casi 7 kms. Ha sido la de hoy una etapa paseo para mis compañeros, porque físicamente nos encontramos fuertes y bien, pero en ese momento se reprodujo el dolor de ayer en el mu
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