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Mostrando entradas de julio, 2012

Cáceres-La Palma (muchísimos kilómetros)

Querida Pilar, no sé si sabes que tuve que poner final a la aventura de forma precipitada, aún cuando ya estaba recuperada del muslo. Al día siguiente de irte en Mérida decidí adelantarme hasta Cáceres y esperar allí a Inma, que seguía en la mejor compañía, con Kety y Serafín. Estuve tres días en "dique seco", esperando recuperarme y sabiendo que solo lo iba a intentar otra vez: si volvía a recaer, cogería mis bártulos y para casa. No tenía muchas más opciones. Pasé dos días en Cáceres, el viernes y el sábado: conocí la ciudad y descansé. El domingo cogí un taxi y me fui temprano hasta Aldea del Cano (perdí la guagua esa mañana). Allí me esperaban Inma, Kety y Serafín. El albergue, para nosotros solos, pero lleno de mosquitos que se dedicaron a acribillarnos a Serafín y a mí (todavía tengo las marcas). Al día siguiente 22 kms. de una etapa llana, con continuos cambios de temperatura: pasamos del fresco de la mañana, casi frío en algún momento, al calor bochornoso de cie

Villafraca de los Barros-Merida (16 km.)

Esta etapa no pertenece a hoy, sino a hace dos días, osea, al jueves 11. Salimos del Torremejía y avanzamos por carretera un trecho, hasta coger un camino del tierra que nos llevó pronto hasta Mérida. Los 10 u 11 primeros kms. no tuvieron contratiempos. Yo vigilaba el dolor del muslo que me respetaba, dejándome avanzar sin grandes dificultades, pero a partir del esa distancia comenzó a hacerse notar, y a medida que crecía y me hacía cojear, mi ánimo empequeñecía, porque no controlar una situación deprime. La entrada a la ciudad desde donde veníamos fue atravesando el majestuoso puente romano que se extiende sobre el Guadiana, segundo gran río que atravesamos tras el Guadalquivir. En Mérida el albergue es muy malo: una única habitación llena de literas contiguas con gente desconocida, nos sirvió de refugio aquella noche. En Mérida reencontramos a Giuliano, un amigo italiano con el que compartimos "banquete" en el albergue del Almadén. Fuimos todos a almorzar a La Taberna d

Vilafranca de los Barros-Torremejía

Hoy nos hemos saltado la etapa. Pensamos que iba a ser lo mejor dado que Inma estaba sin fuerzas por los problemas de estómago que tuvo ayer, y a mi me sigue doliendo el muslo, pese a que lo tengo menos inflamado. Creo que fue una decisión acertada aunque difícil del tomar. Tanto que estuve a punto del salir a las 4.30 con los gallegos. Me levanté a las 4 y me vendé el muslo por encima de la rodilla, pero seguía con molestias. Me esperaban 27 kms. sin pueblo alguno por medio y temí poner en peligro no sólo mi etapa, sino también la de mis amigos, por eso tomé la decisión dura de saltarme la etapa. Hoy llegará Peter a Sevilla y mañana nos encontraremos en Mérida. Espero que hayan pasado para entonces mis problemas musculares. Sé que Inma sí se recuperará, porque es un mal del estómago pasajero. Lo mío quizá sea más complicado. Sigo tomando voltarén y con el muslo vendado. Quiero seguir a toda costa, así que espero que la suerte y la salud nos acompañe.

Zafra-Vilafranca del los Barros (20 kms.)

No recuerdo si les había comentado que habíamos quedado para salir del hotel a las 5.30 con nuestros amigos, así que a esa hora ya estábamos en el comedor del hotel, donde su dueño nos preparó un café con leche tempranero que no saben cómo se agradece. Olvidé decir que ayer cogimos un hotel porque la junta del Extremadura, de la que dependen los albergues públicos, lo cierra los lunes y martes. El hotel se llama Las Palmeras y está en el centro de Zafra, en una esquina del la Plaza Mayor. Recomendable si alguna vez pasan por allí. Salimos a la hora prevista y abandonamos el pueblo de Zafra ascendiendo por una cuesta de  cemento que puso a nuestros pies el pueblo de Los Santos de Maimona justo cuando empezaba a amanecer. Lo atravesamos en silencio a aquellas horas y sin habernos dado cuenta ya teníamos andados casi 7 kms. Ha sido la de hoy una etapa paseo para mis compañeros, porque físicamente nos encontramos fuertes y bien, pero en ese momento se reprodujo el dolor de ayer en el mu

Fuente des Cantos-Zafra (25 kms.)

¡Qué sufrimiento! Hoy ha sido de los días que te preguntas: "¿Qué coño hago yo aquí?". Estábamos ya en camino a las 5.35, pero la salida estaba mal señalizada, así que empezamos a dudar si el camino ancho de tierra pisada por el que avanzábamos de noche era el correcto. Llegado un punto avanzado del camino sin haber visto flecha, mojón o señal alguna, convencí a Inma para retroceder. Volvimos unos 500 metros sobre nuestros pasos, cuando vimos una flecha mal dibujada en una piedra a un lado del camino. Otra vez corregimos el rumbo y avanzamos, viendo amanecer por una pista recta bordeada por trigo y viña. Así llegamos, pasada una hora y media más o menos de la salida, a Calzadilla de Barros, un pueblito que según dice en una placa de mosaico a su entrada, está hermanado con Gran Canaria, que también tiene su particular Camino de Santiago. El pueblo no tiene nada que resaltar, pequeño y sin ningún bar abierto a esa hora para tomar un café. A partir de ahí seguimos por un camino

Monesterio-Zafra (22 kms)

Como viene siendo habitual, salimos a las 6, pero a pesar de la hora ya no quedaba nadie en el albergue . La salida estaba después de recorrer la calle principal del pueblo y proseguir por un camino de tierra que bordeaba un pequeño arroyo. Cruzamos un minúsculo puente sobre la corriente de agua y seguimos avanzando sin dificultad aunque todavía era de noche. El camino transcurría entre fincas de encinas y alcornoques que iban desapareciendo, como por arte de magia, a medida que la suave pendiente nos llevaba hacia terrenos de menor altitud. En su lugar, campos amarillos de trigo hasta donde la vista alcanzaba. Este paisaje deslumbra por su simpleza y su brillo; por el radical contraste con los que estamos hechos al verde. Además, la hora del día invitaba a disfrutarlo, porque era temprano y no había calor. Seguramente si pasas por allí más tarde de las doce en pleno verano, no opines lo mismo que yo. A mitad de la etapa más o menos, alcanzamos a nuestros amigos gallegos, que se había